Se acerca el buen tiempo y seguramente tengas alguna estructura o mueble de madera en la parte exterior de tu casa. Bien pues, llegó la hora. Es el momento de ponerlos a punto para la nueva temporada. ¡Con lo agradecida que es la madera! Y es que si la cuidas, resiste en la intemperie maravillosamente. Por eso vamos a enseñarte como proteger la madera para exterior.
Cómo proteger la madera para exterior
Para muestra, el banco de trabajo que tenemos en el patio. Llegó a casa hará unos 3 años y ha soportado como un jabato a lluvias, heladas y sofocantes veranos.
Así de apagado había quedado, porque proteger la madera para exterior no entraba en mis planes…como te puede haber pasado a ti.
Por él pasan proyectos de bricolaje en los que acaba completamente aporreado y también se usa de mesa auxiliar cuando montamos fiestorro en el patio. Probablemente sea uno de los objetos más vividos de la casa así que, precisamente por eso ya iba tocando preservarlo.
El plan era reparar, proteger y pintar tanto las partes de madera, como el tornillo de banco de hierro. Daba un poco de grimilla, había faena: Óxido, grietas, suciedad…
¿Con qué materiales se consiguió?
- Masilla para madera y cola para madera, que usé para reparar las grietas y proteger las juntas.
- Esmalte para madera en blanco, junto con su correspondiente disolvente. ¡El descubrimiento de la temporada! Seca en tiempo récord, su acabado es tan mate como un Chalk Paint (o más) y, como se trata de un esmalte, tiene una dureza excepcional ideal para exteriores.
- Barniz sintético para madera
- Transformador de óxido e imprimación antioxidante.
- Lijas, brocha, rodillo, cubeta, extras varios que iremos viendo a lo largo del tutorial
Materiales listos, ya podía empezar con la primera misión para proteger la madera para exterior 🙂
RENOVAR EL TORNILLO DE BANCO
El proceso es aplicable a cualquier objeto exterior de hierro, que esté oxidado y que quieras restaurar. A este en concreto tuve que sacarlo del encaje a martillazos porque se había encasquillado del todo.
La de años que debía llevar ahí montado…. ¡La pieza tiene su historia! Para que te hagas una idea, el banco de trabajo se lo compramos de 2º mano a un carpintero que lo había fabricado para su hijo cuando era pequeño (ovación).
Con el tornillo liberado, tocó desmontar todas las piezas, lijarlas para eliminar la cascarilla y aplicarles el tratamiento de óxido.
El proceso se repitió 3 veces, dejando 5h entre cada una de ellas, y volviendo a lijar las piezas siempre antes de dar la siguiente capa de transformador de óxido.
La recomendación aquí es trabajar con guantes durante todo este proceso, de lo contrario tus uñas quedarían teñidas durante una semana. Comprobado….
Después de aplicar el producto varias veces, la superficie había quedado libre de óxido y preparada para recibir el acabado de protección. Le di una lijadita final a conciencia y retiré cualquier resto de polvo con un trapo.
Aquí puedes ver la diferencia entre las piezas lijadas, a la izquierda, y las que no, a la derecha.
Como las partes rojas también se habían ennegrecido y para evitar que el óxido volviese a aparecer, apliqué una capa de imprimación antióxidante y volví a pintarlas con el esmalte blanco a pincel. ¡Más! A por la segunda etapa:
REPARAR Y PROTEGER LA MADERA PARA EXTERIOR
Cuando llegó el banco a casa, la parte trasera estaba infestada de carcoma. Lo tuvimos unos días “en la UCI”, bañado en matacarcomas y envuelto en un plástico para que los efluvios del producto ahogaran a cualquier bicho que siguiese vivo.
Tres años más tarde, en ningún momento habían vuelto a verse carcomas pero la parte trasera del banco todavía tenía alguno de sus antiguos “caminos”. Solución: retirarla y tratarla a fondo por separado.
Lo siguiente fue quitar todos los clavos con la que estaba sujeta al banco para poder lijarla y enmasillarla a conciencia.
Y a continuación tocó pulir toda la madera usando una lija del 180.
Tras unas cuantas pasadas el banco ya tenía otra pinta.
Al acabar retiré el polvo y rocié toda la madera con lejía. Es una forma casera de blanquearla súper efectiva.
Aproveché para darle una buena cepillada para desincrustar la suciedad y ayudar a que la lejía penetrase. Un par de horas más tarde, lo enjuagué todo a manguerazo limpio.
Al día siguiente el banco amaneció impoluto y blanquito como nunca lo había visto. Ya podía seguir reparándolo.
Momento cola blanca. La usé para encolar alguna parte que se estaba rompiendo inyectándola en las grietas más profundas.
Y también para volver a unir la parte trasera que había desmontado el día anterior.
Es un banco de carpintero y en él se trabaja sin miramientos así que también le añadí un par de tornillos para madera para acabar de sujetarla al resto de la pieza.
Como siempre que se usa cola blanca, debes mantener las artes firmemente unidas mientras seca.
No tenía un sargento suficientemente largo pero con dos puede hacer un apaño. ¡Y funcionó! Retiré el exceso de cola y al cabo de 24h la unión quedó 100% resistente.
El sobre también estaba bastante dañado y pedía a gritos un buen enmasillado. En las grietas, por muy finas que sean, se deposita el agua que hincha la madera y la acaba reventando.
Para solucionarlo usé una masilla específica para madera en color pino. Aplicarla es sencillísimo. Empecé poniendo un poco sobre una espátula y trabajándola con otra.
Y cuando estuvo lista la apliqué sobre toda grieta o hendidura que detectara, tratando de hincarla bien a dentro.
También usé la masilla para sellar las uniones con cola. Esperé a que secara por completo y pulí cualquier zona enmasillada con una lija.
Con todo lo que ya le había hecho al banco, estaba preparado para sobrevivir unas cuantas temporadas más a la intemperie.
Pero ya que me ponía, la idea era convertirlo en una pieza extra-resistente, que no se fuera oscureciendo con el paso del tiempo. Y para eso necesitaba barnizarlo o pintarlo. ¿Adivinas, verdad? ¡Mejor un poco de cada!
Pintar y barnizar es proteger la madera para exterior
Partir de un objeto con tanta historia al que tú además le has añadido y le seguirás añadiendo más batallitas, te hace quererlo. Sí, lo que a priori puede parecer una ñoñería como un templo, en realidad no deja de ser un vínculo emocional que por absurdo que resulte, te hace sentir más feliz.
¿Y por qué te cuento esto? Pues porque encandilamientos aparte, este banco de trabajo merecía un buen tuneo para destacar en el patio.
Solución: Crear un diseño atemporal de inspiración étnica trabajando con reservas antes de pintar. ¡Cópialo! Lo pasarás muy bien 🙂
Y para eso los gomets, junto con la cinta de carrocero, son los mejor aliados. Eso sí, todo debe ir bien adherido para que después de pintar los límites queden correctamente definidos.
Para pintar usé un producto recién incorporado en la tienda online. ¡¡Cuánto tiempo hacía que no flipaba tanto con una pintura!! En serio, es muy pero que muy bestia.
Se trata de un esmalte al sintético, es decir máxima dureza y resistencia a los arañazos, que seca por completo en sólo 2h y con un acabado tan o más mate que las Chalk Paint.
Si tú también eres un freak de las pinturas seguro que también te has emocionado. Yo desde luego sigo en shock.
En cuanto a su aplicación, no hay misterio alguno. Primero repasé las esquinas a pincel.
Y después cubrí el resto de la superficie a rodillo.
El único punto negativo que le doy es que emite un olor muy penetrante mientras no ha secado. Así que, te recomiendo usarlo siempre en un ambiente ventilado y a poder ser con mascarilla.
Pasadas sólo dos horas – nótese que esto se hizo un día de invierno húmedo y en una zona de sombra – la pintura había secado por completo y pude retirar todas las reservas.
FELICIDAD
Sólo quedaba proteger el sobre del banco de trabajo para que no se fuese oscureciendo con el tiempo.
Para ello, apliqué tres capas de este barniz mate incoloro. Insisto, quizá tú no necesites darle tantas, pero esto es un objeto sobre el que se martillea, taladra, sierra, lija… Tiene que sobrevivir a un uso bastante hardcore.
Lo de siempre, esquinas y recovecos a pincel.
Y el resto a rodillo.
Cuando el barniz estuvo completamente seco pude volver a montar el tornillo.
Fin de la historia. ¡Larga vida al banco de trabajo!
Me encanta cuando los planes salen bien 😉 ¿Quién dijo que a nivel doméstico no se podían conseguir resultados profesionales?
El proyecto ha llevado su tiempo sí, pero a cambio ahora tengo una pieza 100% a medida, me disfrutado como una enana y me he ahorrado el pastón que hubiera cobrado un restaurador.
El tornillo y el sobre lucen como nuevos.
Y las patas me gustan tanto que tendré que ir montándoles una fiesta de celebración. Moraleja: vente muy arriba, planea tu diseño y regálate unos días de tuneo.
Me atrevería a decir que es el nuevo yoga. ¿Tú también coincides? Ahora ya sabes cómo proteger la madera para exterior y además, un nuevo deporte.
Deja un comentario