San Valentín es una de esas celebraciones que despierta filias y fobias por igual. Si te va el romanticismo, fenomenal, pero si estás sin pareja, puede que te ponga los pelos de punta solo de oírlo. Pero no tiene porqué ser así. San Valentín puede dejar de ser San Tontín para convertirse en una gran fiesta del amor.
Y aquí si algo amamos con fuerza es a nuestra casa, ¿verdad? Nos gusta mimarla y ponerla guapa porque es una fuente de satisfacciones e ilusión. Porque nos va lo Hygge y porque en ella pasamos grandes momentos de felicidad. Así, que nuestra propuesta es que le declares el amor. Regálale un cambio o hazle algo bonito. Puedes pintar los azulejos del baño que ya he han hartado o puedes ofrecerle bonitos corazones como este que te propongo hoy.
Es muy sencillo. Siempre quise aprovechar estos cuadritos de Ikea con volumen para hacer algo con ídem y el otro día vi por ahí un corazón de corchos que me encantó y me pareció perfecto.
Dibuja un corazón de base sobre la que irán tus corchos.
Tendrás que cortarlos más o menos por la mitad porque enteros no caben dentro del marco.
Pintalos como más te guste. Yo he usado chalk paint, pero te sirve cualquier témpera. Y después pégalos por la base. Como pesan poco, con una cinta de doble cara es suficiente.
Y finalmente, monta el marco y ¡listo!
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